viernes, 5 de agosto de 2011

El rey sin corona

Estoy con ganas de que esto funcione, y ya que las noticias a estas alturas de temporada con las plantillas casi conformadas se reducen a la actividad en la free agency de Jets y Eagles, he decidido hacer un repaso a las estrellas de los SD Chargers. Por lo tanto empezaremos este serial, como no podía ser de otra forma, con el MVP del equipo y en opinión de un humilde aficionado uno de los mejores QB de la liga junto con Peyton Manning, Tom Brady, Drew Brees y Aaron Rodgers: Philip Rivers, señores y señoras.

Pero antes de hablar de las mil y un maravillas que llevan los aficionados de San Diego contemplando cada fin de semana entre los meses de septiembre y enero en los últimos año gracias a este QB de Alabama, hay que recordar el pasado de una posición que en SD no había llegado a ocupar nunca una superestrella del tamaño de Rivers, hasta la llegada de Dan Fouts.

La historia de la franquicia de SD no se entiende sin la aparición de Fouts. Con la llegada de Dan al equipo californiano en el año 1973, empezaron los fuegos artificiales para una franquicia que nunca, ni antes ni ahora, se había caracterizado por sus éxitos deportivos. Los primeros años del QB no fueron los mejores, pero tras la llegada de Don Coryell al banquillo de los Chargers en 1978, los californianos iban a formar el temido Air Coryell, una espectacular ofensiva aérea que rompió todos los récords de pases hasta ese momento, eso sí careciendo del arreón final que hubiera definido a un equipo de ensueño: Un anillo de la Super Bowl.

A raíz del paso de Fouts por el equipo 1973-1987, la hinchada de los Chargers sin duda saboreó lo que es tener un QB de garantías. ¿Podéis imaginar la presión que va a tener el sustituto de Manning en Indianápolis o Brady en Boston cuando sus carreras toquen a su fin? Eso es lo que sufrirían muchos de los QB posteriores que pasaron por el Qualcomm Stadium sin pena ni gloria. La gota que colmó el vaso fue la aparición en 1998 del mayor bust de la historia de la NFL con permiso de nuestro querido Jamarcus Russell: Ryan Leaf.

A partir de la llegada de Leaf, los Chargers tocaron fondo pasando a convertirse en el peor equipo de la liga y sufriendo un par de temporadas bastante complicadas. Pero una buena noticia traería la selección de Ryan Leaf: Gracias a ello los Chargers tendrían la bendición de seleccionar en el draft siguiente con su primera selección a un tal Ladainian Tomlinson. El resurgir de los Chargers empezaba en el backfield, y para ello había que conseguir un QB de garantías en la segunda ronda del mismo draft. Los Chargers seleccionarían a un prometedor QB de Purdue... Un tal Drew Brees hacía aparición en escena en un Chargers en pleno proceso de reconstrucción.

Las temporadas de Brees no tuvieron nada que ver con lo que ahora nos tiene acostumbrados en los Saints, y de hecho no sería hasta que en el 2004 los Chargers seleccionaran a Rivers en primera ronda, cuando Brees empezaría a enseñar el potencial que posteriormente demostraría, seguramente debido a la dura competencia que el novato Rivers ponía sobre los hombros al por aquel entonces QB titular del equipo. Precisamente ese draft del 2004 será uno de los más recordados en la historia de la franquicia californiana. Los Chargers, curados de espanto tras la desastrosa selección de Ryan Leaf en 1998 en un draft en el que estaba el mismísimo Peyton Manning, tenían claro que con la selección nº 1 del draft no iban a dejar pasar a Eli Manning, hermanísimo de Peyton y que llegaba al draft con la vitola de ser un clon de su hermano. Cuando los Chargers tuvieron que elegir, a pesar de que Eli había expresado su negativa a firmar por los Chargers, se la jugaron a una carta optando por el QB de Luisiana siendo conscientes que podían sacar mucha tajada a la hora de buscar un traspaso con otro equipo necesitado de un QB franquicia. Los Giants llamaban a la puerta de SD ofreciendo a cambio del QB a Philip Rivers, seleccionado en la 4ª posición global por NY y dos selecciones de draft –que posteriormente serían los Pro Bowlers Merriman y Nate Keading–.

Con la llegada de Merriman, Kaeding y la aportación de un renacido Drew Brees, los Chargers se convirtieron en la sensación de la NFL, victorias y más victorias en un equipo que parecía obtendría un anillo muy pronto. Pero ¿Qué pasaba con Rivers? La cuarta selección de los Chargers en el 2004 llevaba 2 temporadas sin tener minutos en el campo y era hora de tomar una decisión, apostar por Drew Brees o por el prometedor QB de Alabama. Los Chargers escudados en la lesión que sufriría Brees en su última temporada en SD –2005– daban la titularidad a Rivers. Era el momento de demostrar todo el potencial que atesoraba.

Las primeras temporadas de Rivers estuvieran rodeadas por la polémica. Sus buenas actuaciones –aunque nada que ver con lo que ahora nos tiene acostumbrados– no sirvieron para que la gente dejara de criticar su personalidad impulsiva y en teoría inmadura. Además la falta de confianza del por aquel entonces líder del equipo LT sobre el joven QB hacían dudar a la afición de la decisión adoptada de dejar marchar a Drew Brees. Pero todo cambiaría un 13 de enero de 2008. Los Rivers acostumbrados a fracasar en Playoffs viajaban hasta Indianápolis para enfrentarse con los vigentes campeones de la NFL: Los Colts con su flamante QB Peyton Manning en el mejor momento de su carrera. Nadie apostaba por Rivers ni los Chargers, y menos cuando sus principales estrellas Ladainian Tomlinson y Antonio Gates arrastraban lesiones que les iban a imposibilitar rendir al 100% en el partido más importante de la reciente historia de los Chargers.

Contra todo pronostico Rivers brilló con luz propia en un partido para el recuerdo. Tres TD y 264 yardas lo corroboran. Pero la imagen del partido no fue ninguno de los lanzamientos de Rivers a Vincent Jackson…no. La imagen del partido sucedió a mediados de la 2ª parte del partido cuando Rivers se rompía los ligamentos cruzados en una jugada de Screen. La garra de Rivers cojeando camino a los vestuarios, feroz ante los gritos de toda la hinchada de los Colts daba una imagen completamente diferente del chico inmaduro que se suponía era por aquel entonces. Había nacido el líder que hoy en día es.

Tras la victoria, los Chargers perderían en la final de conferencia contra los Patriots no pudiendo contar con LT, pero lo que sin duda cambió el destino de los Chargers fue ver como el corredor se borraba del partido más importante de la historia mientras que el joven QB, tan criticado hasta el momento, jugaba todo el partido con los ligamentos destrozados. Los Chargers caerían con honor y a partir de ahí, en mi humilde opinión, empieza la leyenda de un QB que, si algún día logra un anillo, se encumbrará entre los mejores.

Las 3 últimas temporadas han servido para que Rivers demuestre que carga con todo el peso del equipo. Mas de 4000 yardas por temporada y 3 Pro Bowls lo atestiguan y sólo la mala suerte (llámenlo Nate Kaeding) en Playoffs han impedido a los Chargers levantar el Vince Lombardi. Pero Rivers sigue luchando con una única meta, lograr lo que Dan Fouts en su momento no pudo, traer a la ciudad de San Diego, el primer anillo de la historia de la franquicia. Seguro que lo lograra.

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